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«Cuando me planteé por primera vez ser madre hace unos años, reconozco que pesaban sobre mí muchos años de trabajo en RRHH, de conversaciones con conocidos en las que la maternidad se “castigaba” desde el punto de vista de la proyección profesional. Quizás eso me hizo retrasarlo, como a tantas otras. En mi opinión es algo que no hay que pensar mucho, porque si se analiza en abstracto, probablemente tiene más contras que pros. Aunque es verdad que todo eso cambia cuando tu hijo te abraza, te besa o simplemente te echa una sonrisa. » Por Marga Serrano, Consultora en Idreal.


Cuando una por fin es madre, generalmente, se cuestiona muchas cosas; una de ellas es su carrera profesional.  Tus prioridades cambian y valoras otras cosas, muchas veces incompatibles con una trayectoria “exitosa”, ya que los horarios suelen ser interminables, poco flexibles, no facilitan la conciliación. Además, a menudo, el mero hecho de ser madre hace que ante una promoción o ascenso, se decanten por un hombre o por una mujer sin responsabilidades familiares. Después de muchos años trabajando en distintos puestos en departamentos de RRHH, desgraciadamente en muchas ocasiones, he tenido que escuchar frases como “para este puesto quiero un hombre que ya tengo varias embarazadas”, “madres no quiero que luego cogen reducción de jornada y no hay quien las eche” y otras perlas similares. En más de una ocasión pronunciadas por mujeres, todo sea dicho. Y yo misma debo reconocer que esto pesó en que haya sido madre tardía: mi primer hijo nació cuando tenía 37 años y mis mellizos, de tan solo 5 meses, nacieron a mis 39.

Hace unos días me levanté con la noticia de que la natalidad en España alcanzaba mínimos históricos: nacen los mismos niños que en 1941, plena posguerra y cuando en España sólo había una población de 26 millones (hoy somos 46,5 millones).  La verdad es que me entristeció por varias razones; la primera porque los niños son el futuro, nuestro futuro, y nuestra población cada vez está más envejecida y sin perspectivas de cambio en el horizonte. La segunda razón es porque veo cómo los políticos se echan los trastos unos a otros por muchos temas ( y no por este), pero ninguno ofrece soluciones reales para atajar esta tendencia. Sin embargo, lo que más me entristeció fue con relación a lo que atañe a mi condición de mujer y madre. Ser madre es una decisión igual de lícita que no serlo, y es importante que todas aquellas que decidan serlo, lo hagan fruto de sus deseos y de una reflexión sobre su proyecto de vida. Pero en España hoy en día eso no ocurre. Según un estudio  Estudio IESE-Ordesa “Maternidad y Trayectoria Profesional” realizado por la escuela de negocios IESE, un 53% de las mujeres  encuestadas dicen que ser madre ha recortado su proyección profesional. El 57% ha renunciado a trabajos que veían incompatibles con la maternidad y el 46% señala que ha tenido que trabajar más duro para demostrar su valía. Todo esto se traduce en que muchas mujeres no son madres simplemente porque no pueden.

Tras la noticia del mínimo histórico en el que está la natalidad en España, hubo una ola de indignación en redes sociales en las que se exponían todas las dificultades que existen para ser padres en España, y sinceramente: estoy totalmente de acuerdo. Consideran que los motivos son la creciente precariedad laboral, el escaso apoyo público con medidas que la faciliten, la falta de corresponsabilidad en la crianza, las dificultades para conciliar y la persistente desigualdad de género en el trabajo de cuidados.

Quiero pensar que, con los distintos movimientos que están surgiendo pidiendo la reducción de la brecha de género y salarial, la flexibilización de horarios y las medidas que favorezcan la conciliación, esta tendencia se pueda revertir, porque o se hace ahora, o después va a ser demasiado tarde. Quiero pensar en las pocas pero buenas iniciativas, por las que cada vez más empresas se están concienciando a través de organizaciones como ARHOE, modelos como la certificación EFR, Empresa Familiar Responsable o la preocupación genuina por comportarse de una manera socialmente responsable desde la RSC; con medidas reales que favorezcan el desarrollo profesional y la conciliación desde la corresponsabilidad de todos, sean padres o no.

Creo que no todo el peso tiene que recaer en el empresario, ni en sus deseos o no de apoyar la maternidad de sus empleadas. Creo sinceramente que la Administración debe darles facilidades para que, el hecho de que sus empleadas decidan ser madres no sea un problema sino parte de la solución a la sociedad que merecemos. Lo que pido es que se tomen todas las medidas para que aquellas mujeres que quieran ser madres no tengan que esperar a los 40 para no frenar su carrera profesional o, no puedan serlo, porque son mileuristas y no van a poder ni asumirlo.

Desde Idreal, seguiremos ayudando a todos nuestros clientes, mujeres y hombres, madres o padres, a que consigan sus objetivos como parte importantísima de su desarrollo como personas y como profesionales. En mi caso, mi meta será seguir luchando por conciliar, trabajando en lo que me gusta y tratando de ayudar a otros a conseguir sus objetivos en lo personal, familiar y profesional. En ello estamos.

 

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